Vivir en un solo color: monocromías en tonos neutros
Textos: María Camila López Ramírez
Las monocromías son una elección que expresa las sensaciones y formas de entender el mundo de los diseñadores y de quienes habitan los espacios. Los colores neutros como el beige y el gris son preferencias de algunos. Les contamos las razones.
La elegancia y la sutileza son dos de los motivos por los que hoy el uso de una sola gama de color se sigue imponiendo. Las monocromías crean espacios cargados de personalidad y juegan con emociones como la expresividad y la tranquilidad. Han existido desde hace muchos años y en cada periodo han aportado significados distintos.
En el renacimiento, artistas y arquitectos exploraron con monocromías en tonos sutiles de azul, verde y ocre creando sensaciones de equilibrio y serenidad. Más adelante, en el período barroco, la opulencia y la extravagancia se representaron en tonos dorados y plateados. Y con el movimiento modernista, los colores blanco y negro compusieron espacios minimalistas y vanguardistas. Las monocromías han demostrado ser una opción atemporal que perdura en la historia del diseño de interiores, aunque no sean para todo el mundo.
Esta elección puede ser beneficiosa para aquellos que aprecian los lugares armónicos y limpios visualmente. Hoy la tendencia son los colores neutros, que permiten entradas de luz mucho más intensas, y la creación de lugares que transmiten calma. Para la interiorista y directora de Ae Interiorismo, Adriana Escobar, “el uso de un solo color en los espacios conserva la esencia de las personas que los habitan y del diseñador: es una unión entre ambas partes que refleja sus sentires”.
Colores como el blanco, el gris y el beige se utilizan para crear ambientes tranquilos, sofisticados y, sobre todo, atemporales. Una característica que, para Escobar, es una de las más importantes: “No dejan de ser tendencia porque refrescan los lugares, aportan versatilidad y no generan cansancio visual”.
En este espacio de recibo Ae Interiorismo se permitió jugar con la suavidad, la sutileza y la discreción. La combinación de las maderas en roble, con el color de las paredes y el baño de luz indirecta fue clave para crear un espacio tranquilo pero funcional. Además, el espejo complementa la entrada de luz y genera un reflejo de los tonos claros con los que también está diseñada la sala.
A diferencia de las tendencias de diseño que son variables, los espacios monocromáticos tienen la capacidad de mantener su relevancia y belleza para adaptarse a lo largo del tiempo.
En el trabajo de Ae Interiorismo los tonos beige funcionan como un fondo neutral que absorbe la elegancia de cualquier accesorio con el que se desee acompañarlo. Este color, que aporta calidez y versatilidad, hace juego con entornos naturales y accesorios en fibras como cabuya, macramé o mimbre.
Sobresale la utilización de maderas claras como el roble, que brindan a los espacios luminosidad y refugio. Los lugares con entradas generosas de luz permiten que los beige se perciban en distintas tonalidades, y la decoración con elementos como cojines y cortinas crea una combinación de texturas que rompen con la uniformidad del color y le otorgan un toque vintage y delicado. “Con este color se crean espacios neutros, provocativos, en donde la calidez es protagonista”, apunta Adriana.
Las curvas rompen con la uniformidad en esta monocromía que danza entre los tonos oscuros y la exposición de maderas.
Atemporalidad, una apuesta por los grises
Desde una dirección distinta en cuanto a estilo y color, otra diseñadora de la ciudad que se destaca por su preferencia por las monocromías en tonos neutros es Susana Acosta, interiorista de Sax Design.
Prefiere los tonos grises que, a pesar de que parecen ser una opción segura por su simplicidad, suponen un reto en la creación de espacios interesantes. “Con este tipo de colores, el uso de texturas es muy importante porque rompe con la monotonía del espacio”, dice. Su apuesta en estos proyectos es por la integración de texturas lisas como cortinas de tela, mobiliario en mármol y tapetes que conservan las tonalidades para crear así espacios cargados de personalidad y carácter.
Para la interiorista, aunque constantemente los estilos están moviendo sus tendencias, las monocromías continúan definiendo espacios acordes con la personalidad. “Aplicar la monocromía en los espacios no es una cuestión de tendencias, va más con el estilo de quien la prefiere”. Esto sucede gracias a la posibilidad que ofrecen de integrarlas con otros elementos
Así, las monocromías permiten experimentar un sinfín de opciones tanto de color como de texturas y elementos que se adhieren a ella para crear ambientes únicos. Además, reflejan el estilo, los gustos y las necesidades de quienes interactúan con los espacios. Los colores y la preferencia por ellos despiertan sensaciones que son acogidas de acuerdo con las formas de concebir el mundo, pues más que crear a partir de un solo color, las monocromías aportan identidad a aquellas emociones que necesitan ser representadas.
Texturas y color en conversación
Materiales expuestos como el concreto, el acero y el mármol se unen a un diseño más industrial en el que los grises y el blanco predominan. El piso de la cocina (foto inferior) conserva los tonos grisáceos integrados con el blanco, para separarse visualmente de los gabinetes, que al estar completamente lisos, generan sensación de amplitud e iluminación. Aunque este proyecto conserva la apuesta por las monocromías, incorpora texturas y elementos geométricos que equilibran el espacio, como se evidencia en la estructura de la mesa.