Vivir en La casa de las flores
La opulente mansión de la familia De la mora es una mezcla de elementos clásicos que remiten a la historia familiar y detalles contemporáneos.
Textos: Maria Antonia Giraldo Rojas
La casa de las flores ha sido un gran éxito de Netflix porque reinventó la telenovela. Sí, es un drama familiar con ricos que sufren por volverse pobres, con vidas llenas de secretos y traiciones, pero también hay cambios clave en el arquetipo con temas como las drogas recreacionales, las orientaciones sexuales e identidades de género diversas y el cambio estético. La familia De la Mora vive en una mansión en Ciudad de México, que tradicionalmente se entienden como espacios amplios, muy blancos, con muebles clásicos y algo de dorado, mientras que la casa De la Mora está llena de color, mezcla de estampados y elementos modernos dentro de ese clasicismo esperado, lo que algunos han catalogado como la “introducción de la estética indie al culebrón”, otra de las razones de su éxito.
El creador de la serie, Manolo Caro, es arquitecto de profesión y apasionado por el arte. Aunque nunca ejerció su profesión, siempre ha sido muy aficionado a este campo del saber y su particular estética se siente en todas las historias que dirige. Aunque no siempre recurre al barroco de La casa de las flores, su formación sí le da la posibilidad de entender mejor el espacio y jugar con el decorado para contar sus historias.
Nos inspiramos en este espacio de la segunda temporada de la serie para encontrar, en marcas locales, elementos que nos permitan sentirnos parte de esa historia
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