Una mirada retrospectiva sobre el 2022
Textos: Maria Paula Hernández Bergsneider
Un año que la arquitectura y el diseño celebraron con propuestas sostenibles y flexibles, abiertas a la búsqueda de la expresión espontánea y la propia autenticidad. Así se ve la vivienda del 2022.
La naturaleza es la casa
Si los tiempos de pandemia nos trasladaron a entornos rurales rodeados de naturaleza,la pospandemia nos propuso dejar que el bosque entrara a casa, habitar espacios honestos y transparentes que crecen con texturas orgánicas y límites difusos entre interior y exterior.
Vidrios, maderas, metales y piedras se insertaron en estructuras de formas minimalistas, depurados por técnicas y tratamientos avanzados que conservaron su esencia natural y, además, la potenciaron con nuevas texturas, tonalidades y acabados: una nueva mirada que sofisticó lo natural.
Flexibilidad en esencia
Espacios que se transforman con el tiempo, lugares versátiles que acogen cada momento de la vida de sus habitantes como una segunda piel. En tiempos impredecibles, la arquitectura propuso una vivienda abierta que pudiera tomar múltiples formas con facilidad.
Estructuras modulares prefabricadas con divisiones de fácil adaptación, casas diseñadas por etapas para crecer al ritmo de las familias y plantas libres que admiten divisiones temporales fueron algunas de las propuestas que nos enseñaron una nueva manera de entender la temporalidad del espacio.
Por la reducción de materiales, tiempo y energía en que se traduce, la arquitectura flexible se posicionó como una alternativa relevante en tiempos de mediación entre confort y sostenibilidad.
Claves de color
La asepsia estética quedó atrás. La casa les abrió sus puertas a distintas tendencias de color que buscaron crear espacios con personalidad.
Los tonos neutros se reformularon como apuestas que transgreden las convenciones: el negro creó un nuevo lenguaje para entrar en baños, cocinas y habitaciones, y el blanco se incorporó en metales y piedras.
Apliques con murales y mosaicos cobraron vigencia como alternativas para crear grandes paneles de color en zonas sociales, cocinas y baños, generando atmósferas hogareñas al combinarse con tonos crudos de materiales al natural. Verdes de bajo brillo y pasteles se aplicaron en diseños monocromáticos y minimalistas.
Espíritu y bienestar
Permanecer en casa y buscar la calma interior derivó en el diseño de espacios que cuentan historias. Artesanías, souvenirs de viajes, piezas de arte local y objetos familiares se incorporaron como protagonistas de viviendas que hablan con la voz de sus habitantes.
Así se crearon composiciones eclécticas donde dialogan múltiples temporalidades y corrientes de interiorismo, propuestas que quiebran reglas y crean nuevos lenguajes híbridos. En el centro, el bienestar y la expresión auténtica, orientados por la permanente búsqueda de conexión con la naturaleza.
La vegetación continuó encontrando lugar en nuevos escenarios de la casa, sumando frescura, movimiento y libertad.