Un piano que se construyó en la montaña
“Ahora no vamos a estar alrededor de un piano, sino que vamos a estar dentro de él”. Con estas palabras Juan Esteban Zuluaga le presentó a sus hermanas la idea de construir una sede en forma de instrumento musical.
La inspiración surgió de las veladas alrededor del piano negro de su madre en las que se congregaba la familia Zuluaga Rivera a disfrutar de la música.
La única edificación en el mundo que tenía esa forma estaba en China. El reto era encontrar una serie de profesionales que materializara la idea. ¿Era posible construirlo?, ¿se podían mantener las proporciones del instrumento? comenzaron a preguntarse. Las respuestas positivas de Mario Quiceno y Juan Esteban Mora, arquitecto e ingeniero estructural de la obra respectivamente, fueron la señal para iniciar la construcción.
Un piano tiene cuatro partes esenciales: las patas, un teclado, la caja de resonancia y una tapa que la cubre. En el diseño se recreó cada uno de estos elementos de manera orgánica. Tres columnas de la edificación son las patas del piano y la cuarta se sintetizó con un pilar que lleva el nombre de la academia: Musicreando.
La caja de resonancia son los salones de ballet, danza moderna, música, violín y el pasillo de entrada. Las teclas se ubican contra el talud y la tapa es la terraza, una especie de auditorio al aire libre con la acústica ideal para las presentaciones musicales. Además, las ventanas de los salones se asemejan a un adorno de un piano y la banca en la que se sienta el pianista son las oficinas.
“La arquitectura de un lugar puede emocionar y mover la cultura por la curiosidad que produce. Tocar el piano dentro de un piano es una de las experiencias que más resaltan las personas. Además, diferentes entidades nacionales e internacionales buscan el espacio para desarrollar eventos o destacar como un lugar emblemático de la ciudad”, dice Lina Zuluaga, comunicadora de Musicreando y parte de la familia Zuluaga Rivera.
“El modelo original del edificio es el piano de cola que tiene el hijo de mi hermano en su casa”, Lina Zuluaga, comunicadora Musicreando.
La montaña y el tiempo
Uno de los retos más grandes durante la construcción fue implantar el edificio sin intervenir el talud. El terreno está ubicado en una pendiente muy alta, por lo que siempre se trabajó de manera armónica con la montaña para no producir riesgos y respetar su topografía. Al mirar la estructura, se ve cómo sigue de manera natural sin interrumpir el terreno ni hacer cortes en este.
“El edificio es 12 veces más grande que un piano y tiene una longitud de 144 pianos. Su construcción se realizó a escala por lo que se asemeja mucho a un instrumento original. En las noches, la edificación da la sensación de estar en el aire, puesto que se instaló una luminaria en su tapa para que creara este efecto”, explica Juan Esteban Mora.
El tiempo será otra de las ventajas para el edificio. Los instrumentos musicales con el paso de los años van adquiriendo un color característico que les da un aire de majestuosidad. Asimismo, ocurrirá con la estructura, sus materiales le darán la sensación de antigüedad que tienen los pianos.
“La arquitectura es la cuestión artística y la ingeniería hace realidad las ideas”, Juan Esteban Mora, ingeniero estructural de la edificación.
Aulas de arte
En el diseño de cada espacio se consultó a la respectiva docente y se buscó asesoría profesional para crear salones que permitieran tener un ambiente propicio para las clases. El salón de ballet tiene una madera especial y una cámara de aire con unos durmientes para que en el momento en el que los bailarines salten no se dañen la columna o las rodillas.
Todos los espacios tienen un acondicionamiento y aislamiento acústico por lo que se construyeron con doble muro, un sanduche de aire y fibra de vidrio para mantener la intimidad y cuidar el sonido de cada clase.
“El edificio es un monumento al arte, para nuestros estudiantes es un orgullo decir que estudian en el piano. La inspiración que despierta en ellos y en los transeúntes que lo ven cuando bajan de la Avenida Las Palmas, los acerca a un lugar en el que se mezclan las artes y la arquitectura”, afirma Zuluaga.