Construir con tierra, una alternativa sostenible
La construcción con este material es una práctica tradicional. Este taller la recupera en un diálogo con la contemporaneidad
Textos: Luisa María Gallo G.
Fotos: cortesía ArkTerra
Anaranjadas, rojas, negras, cafés, las hay de diversos colores y texturas. Construir con ella es crear a partir del territorio en que se emplaza. ArkTerra es un taller de arquitectura e ingeniería, conformado por la pareja Laura Angarita y César Salgar, arquitectos a cargo de los diseños, y Julián Salgar, ingeniero civil responsable del desarrollo hidráulico y sanitario de los proyectos.
Está ubicado en Barichara, uno de los lugares de Colombia con más viviendas hechas en construcción tradicional y que, según palabras de César, es “un laboratorio vivo de arquitectura en tierra”. Una práctica ancestral que reúne varias técnicas y recupera material que generalmente se desecha o se usa para relleno cuando se hacen explanaciones.
Para Laura y César, su fascinación por la construcción con este material llegó cuando, siendo estudiantes de Arquitectura, sintieron un hastío por los modos de construcción que contaminaban excesivamente el planeta. “Pensábamos que no íbamos a salir a construir sino a destruir, partiendo de la premisa de que casi la mitad de los recursos los consumen la industria y la construcción”. César incluso llegó a plantearse renunciar a la arquitectura porque no encontraba una manera de conciliar las formas de habitar el mundo y edificar.
Sin embargo, encontraron una posibilidad diferente tras asistir a una charla que dio el arquitecto e ingeniero alemán Gernot Minke, uno de los grandes referentes en el mundo en bioconstrucción. En ese momento entendieron que la solución la “habían tenido al frente y no la habían contemplado”, pues ambos se criaron en casas hechas en tapia pisada. Haberlo ignorado era consecuencia de la mirada que le ha dado el mundo académico a esta alternativa constructiva, más como patrimonio que como posiblidad vigente.
Empezaron entonces a hacer cursos extracurriculares en Barichara, Villa de Leyva y “donde encontraran”. Para 2014, aunque ya tenían bases teóricas, se enfrentaron a lo práctico, que implicaba considerar otros aspectos que derivaron en el vínculo con los maestros o tapieros de Barichara, sabios de la tradición con un aporte vital en la aplicación de la técnica.
El trabajo con los clientes es una conciliación al recordarles que “el sistema constructivo se mantiene y respeta, aunque con ellos podemos jugar en el tema de acabados, obviamente minimizando el porcentaje en el uso de materiales menos sostenibles”, amplían.
“A nivel estético la arquitectura en tierra se resume para nosotros en una frase: ‘La casa nace de la tierra, le pertenece’. Realmente tú tienes un terreno del que nace y se gesta tu casa. De la tierra la vas sacando y cuando la ves completamente terminada, sabes que siempre le va a pertenecer al territorio”.
LAURA ANGARITA
Arquitecta ArkTerra
Una de las ventajas resaltables del uso de la tierra en la construcción es su aporte bioclimático, pues los muros presentan una “inercia térmica” que favorece la regulación de la temperatura y la humedad. La diferencia entre un muro convencional y uno en tapia puede ser de hasta 5°C. “Si tú estás viviendo en una casa de tapia pisada y recibe todo el sol del mediodía, tu casa va a estar fresca porque los muros al ser de 50 centímetros y de tierra viva, están regulando la temperatura. Cuando cae la noche, el calor ya se ha transmitido llegando al interior de la vivienda para no dejarla enfriar”, cuenta Laura.
Los pilares de la bioconstrucción están en las decisiones que toman como equipo, por eso, el sistema de recolección de aguas lluvias ha estado en todos sus proyectos, con el fin de usarlo en el riego de jardines y para el vaciado de sanitarios. Los pozos sépticos, por su parte, los realizan con biofiltros y los calentadores solares los han fabricado de manera artesanal, con el apoyo de los maestros.
Si bien gran parte de su trabajo lo realizan en Santander, también han hecho proyectos en otros sitios. En 2019, por ejemplo, viajaron a Brasil a construir con otros colegas y tapieros. “La verdad nosotros vamos adonde la tierrita nos llame y es gratificante ver que podemos llevarla a otros lugares”, explica César Salgar.