Así conversan los murales con el diseño interior
Pinturas en acrílico elaboradas in situ definen esta tendencia que lleva los murales al diseño interior de las viviendas para crear espacios con identidad.
Textos: Maria Paula Hernández
La casa es el nuevo escenario del muralismo interior. Flores, animales y geometría acompañan la cotidianidad y recubren el espacio residencial con una nueva piel cargada de expresión. El mural, que antaño se consolidó como una voz urbana de manifestación pública, hoy se repliega para entrar en el hogar con un sentido más íntimo, siguiendo las formas del espíritu familiar.
“Estamos ante una nueva manera de relacionarnos con el lugar que habitamos. El home office nos ha llevado a permanecer más tiempo en casa, y a que otras personas tengan acceso a ella de manera virtual”, explica Carolina García Franco, creadora junto a Sara López Zapata de Las Chicas que Pintan, colectivo artístico especializado en muralismo.
El retorno al hogar como espacio de diferentes facetas puso en el centro la búsqueda del bienestar: adaptar cada ambiente para sentirse bien, encontrar en el interiorismo un lenguaje que refleje lo que somos. “El muralismo se convierte en expresión de ideas o sentimientos profundos que queremos tener constantemente cerca o que queremos mostrarle a los demás”, explica García.
Cada lugar encierra una intención: los murales en las habitaciones suelen incluir imágenes que nos evocan sentimientos íntimos, en el estudio se convierten en la escenografía del teletrabajo y en la zona social comunican lo que queremos compartir con otras personas.
Para Sara Ruiz, ilustradora y muralista creadora del Taller Ruizeñor, el mural interior es, ante todo, una invitación a la contemplación. Luego de varios años en la acuarela y el grafito, la artista pasó al acrílico de gran formato por el tipo de apreciación cotidiana que permite. Los tonos pasteles en paletas de colores reducidas caracterizan su obra, que principalmente incluye formas botánicas.
“Desde siempre hemos relacionado la naturaleza con la búsqueda de la belleza. Un lugar que contenga animales, plantas, pájaros, te está invitando a la contemplación, a evocar un espacio tranquilo. Esa es la diferencia del mural interior en vivienda: no busca ser disruptivo sino acompañar, amenizar la vida, darle un toque de color de forma tranquila a la cotidianidad”.
Elementos en armonía
Por su protagonismo, un mural interior debe tornarse en un elemento integrador que converse con el diseño de los muebles, las plantas, la iluminación y los diferentes elementos decorativos. “Es importante considerar la distancia desde la que va a ser apreciado y el nivel de interacción que las personas van a tener con él al transitar por el lugar”, comenta Ruiz. La interacción equilibrada de todos los elementos da como resultado un espacio agradable y emocional.
Conversar para crear
Si bien cada mural nace del gusto de sus habitantes, es común que sea realizado por un artista invitado. En tal caso, es importante que exista una conversación profunda en la que queden explícitos los sentimientos, referentes e ideas que inspiran la propuesta. “La búsqueda visual de cada persona inspira imágenes diferentes, especialmente desde el color. Tonos fríos responden a espacios pensados para la tranquilidad, mientras los cálidos comunican energía y vitalidad”, indica López.