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6 preguntas sobre la arquitectura de Parques del Río

6 preguntas sobre la arquitectura de Parques del Río

Juan David Hoyos y Sebastián Monsalve, arquitectos del proyecto, nos cuentan cómo fue su desarrollo.

Textos: Laura Jaramillo Arango


Como la Plaza Botero, el Parque de los Deseos o el Parque de los Pies Descalzos, Parques del Río es un lugar icónico de Medellín. Este proyecto fue ganador en la categoría Diseño urbano y paisajismo, en la XXVII Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo. Además, ha obtenido otros reconocimientos internacionales como el Premio a la innovación, del diario Le Monde de Francia (2019) y varias menciones en el World Architecture Festival 2018, en Países Bajos. Y lo que ha trascendido los premios es la forma en la que la naturaleza vuelve a ser protagonista en el espacio público, un espacio justamente ideado de forma flexible y diverso, para el disfrute de la ciudad. Juan David Hoyos y Sebastián Monsalves, arquitectos del proyecto, nos cuentan más sobre el desarrollo de este proyecto gratificante, pero complejo a su vez.

Con respecto a la arquitectura, ¿qué es lo que más destacan del proyecto?

Sebastián Monsalve (SM): “Hay unos componentes relevantes en la generalidad. Primero, la definición de una sección de espacio público. Tenemos un borde de río y unos senderos principales que denominamos multipropósito, con un ancho suficiente para que ocurran muchas actividades (…) No podíamos hacer un montón de micro-espacios y detalles, sino que el proyecto realmente son espacios grandes donde pueden pasar muchas cosas: caminar, elevar cometas, hacer eventos, etc. Una de las condiciones interesantes de la arquitectura es en función de la diversidad, la adaptabilidad y la combinación de usos. Lo otro valioso del proyecto es la generación de unos puentes parque, que son unos elementos de conexión peatonal urbana y permiten una conectividad ecológica en los sistemas de los bordes”.

Juan David Hoyos (JDH): “Para mí lo más importante del parque es que los espacios están abiertos a cumplir muchas funciones. Las ciudades y los lugares van cambiando, lo mismo que las personas y las maneras de socializar. Queríamos que fuera un espacio flexible, diverso y que tuviera los mejores materiales, de calidad y duraderos. Que las pequeñas actuaciones que hiciéramos realmente pudieran perdurar en el tiempo”.

¿La sostenibilidad fue un factor importante en el desarrollo?

SM: “La sostenibilidad fue el gran enfoque del proyecto, en muchos aspectos. Como se trata de una cubierta verde, una de las propuestas para el mantenimiento de los árboles (para los períodos de lluvia y sequía) fueron unos reservorios almacenadores de agua que pudieran nutrir las raíces en épocas secas. Hay muchos elementos dentro del proyecto que trabajan la sostenibilidad”.

¿Cuáles conceptos de arquitectura y paisajismo desarrollaron?

JDH: “El espacio público generalmente es estructurador de los corredores ambientales y de la reconstitución del paisaje. Tratamos que los espacios estuvieran programados a través de esa vegetación, es decir, hicimos una simbiosis: espacio público y vegetación no van desligados, son una sola pieza, integrados desde el diseño inicial. Lo que pasa en muchos proyectos es que se hace toda la estructuración, se diseña el espacio público y luego se mira cómo se diseña el paisajismo. Entonces creo que eso fue un punto importante. Adicionalmente, estamos bordeando el río Medellín y queríamos volver a darle vida a ese espacio que se había perdido con las autopistas”.

SM: “Tenemos una ciudad con unas condiciones climáticas y una biodiversidad extraordinarias. Básicamente lo que hace el proyecto es poner la arquitectura en función de esa naturaleza y resaltar todos los valores que tiene el paisaje en nuestra ciudad, además de rescatar ese territorio natural que se ha perdido en medio de las construcciones. Actualmente se le está apostando a temas de sostenibilidad, sustentabilidad, recuperación de sistemas climáticos, etc. El proyecto que nosotros planteamos es una apuesta fuerte por eso”.

“Volverlo a ver (el río) es algo que para las personas es nuevo, tenerlo de contacto hace que el espacio sea un diferenciador”. 

¿Cómo influyó Parques del Río en la concepción del espacio público en la ciudad?

JDH: “La explosión demográfica de las ciudades ha generado una carencia de espacio público. Hay proyectos que han empezado a generar estos espacios en la ciudad. Parques del Río es una estrategia que busca poder tocar el río pero generar una relación entre ambas bandas de la ciudad que han estado desconectadas desde hace mucho tiempo. Tuvimos la oportunidad de recuperar cerca de 20 – 25 metros alrededor de cada costado del río y esto nos permitió tener un espacio de parque, un área de congregación para la ciudad.  Tratamos de entender la vocación de este lugar, de lo que pasa ahí. No quisimos un espacio sobrediseñado para que las personas de una u otra manera puedan ir utilizándolo y dándole una nueva vocación”.

SM: “Uno de los conceptos de diseño fue integrarnos al contexto cercano y más relevante. El Parque de los Pies Descalzos, la reestructuración de Plaza Mayor y todo lo que se ha venido desarrollando en ese sector fue una base fundamental para el desarrollo del proyecto porque es casi como una continuación del espacio público (…) Se adquiere un marco diferenciador en dos componentes importantes: la estructuración de ese paisaje y en que la ciudad por más de 60 – 70 años no ha visto al río. Volverlo a ver es algo que para las personas es nuevo, tenerlo de contacto hace que el espacio sea un diferenciador”.

¿Por qué creen que su propuesta fue la elegida?  

JDH: “No sabemos cómo fue el trabajo de los otros equipos durante el concurso, pero nosotros hicimos un trabajo interdisciplinario muy fuerte. Desde el concurso nos comprometimos a entender el proyecto como una realidad y no solamente como un sueño, sino con las problemáticas y condiciones actuales. Para mí ese trabajo interdisciplinario nos dio un punto a favor y comprender este espacio como una oportunidad para volver a mirar el río de una manera que fuera tangible y no una visión extremadamente compleja de desarrollar”.

SM: “La propuesta de nosotros era sensata, coherente con el contexto, sencilla, factible y poderosa desde las condicionantes ambientales. Esos eran nuestros diferenciadores”.

¿Que representa para ustedes como arquitectos hacer parte de ese proyecto que ahora es referente de ciudad?

JDH: “Es un cambio importante en la vida personal. Nosotros éramos una oficina pequeña en esa época, con ganas de hacer cosas por la ciudad. Cuando ganamos el concurso fue una alegría muy grande porque es un proyecto demasiado importante para la ciudad, el país, incluso a nivel internacional. Fueron unos años muy intensos, que le cambiaron a uno la vida. Ahora después de tanto tiempo y de haber entregado el proyecto es que empieza uno a entender y a ver las dimensiones reales de lo que ha sido”.

SM: “Cuando lo empezamos a desarrollar, Juan y yo llegamos a un acuerdo: ‘¿Qué vamos a hacer con esto: lo vamos a tomar como el desarrollo de un proyecto o como el desarrollo del proyecto de vida?’. Prácticamente se convirtió en eso, porque ha sido un proceso de siete años en los que hemos crecido profesionalmente y hemos pasado por muchísimas etapas en las que por ejemplo hay frustración, exceso de trabajo y sobreesfuerzos. Incluso el tema de los premios, son noticias muy bonitas, pero no estamos detrás de eso ni son el reconocimiento del trabajo. Todo lo que hemos hecho es porque nos ha servido para incentivar el proyecto a nivel local, para que sea reconocido y valorado. Fue un proceso duro con la ciudad, complejo, pero al final terminamos con muchas personas conocidas y amigos en el sector. Ver a la gente feliz en ese espacio nos hace sentir que hicimos algo por la ciudad”.

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