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Un juego de luz a sus pies

Un juego de luz a sus pies

Los tapetes de Verdi están hechos de fibras vegetales y metal. Dos elementos que poco tienen en común, sin embargo, en estas piezas de diseño encuentran un equilibrio perfecto; mientras el material uno resalta por sus colores, el segundo se roba todas las miradas por su brillo. Literalmente. Para apreciar bien los detalles, cada tapete debe observarse con los ojos bien abiertos, también moviéndose a su alrededor,de ser posible. Si se mira desde su extremo derecho se perciben tonalidades diferentes a las que resaltan cuando se observa desde el extremo izquierdo. Pasa lo mismo con cada pieza y con todos los colores; es una ilusión óptica generada por la luz: gran catalizadora de la belleza de estas piezas.

Fue en la década del noventa que el caribeño Carlos Vera Dieppa (1956 – 2010) aprendió lo que era hilar materiales casi imposibles de manipular gracias a una mujer llamada Silvia Pérez, pionera en Colombia del trabajo en fibra vegetal. Era su novia. Ella hacía cortinas y él quiso hacer tapetes para ayudarla. “Al año y medio de estar juntos le dio un ataque cardíaco en un avión, cuando íbamos para África”, le contaba Carlos a la revista Semana en 1998. “Estaba muy enamorado y creo que cuando murió trasladé todo mi amor al trabajo”. Así, de forma empírica, decidió seguir con la creación de los tapetes.

La historia la cuentan ahora sus hijos, Tomás y Cristina, herederos de la tarea de un padre que en vida se apasionó siempre por lo extraordinario, por los materiales y las plantas más propias de nuestro país. Su pasión lo llevó a recorrer los rincones más recónditos de Colombia. Así se encontró con el fique. “En la época lo único que se hacía con la planta de fique eran costales para llevar papa y café”, cuenta Cristina, “él quiso usarlo para diseñar otras cosas”.

Los tapetes de Verdi representan una fusión de tradiciones que van más allá de la línea artesanal.

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Exigencia: La complejidad de los tejidos se complementa con la exigencia del proceso y con la calidad de los materiales que se usan. Por eso la filosofía de la marca reza que “un tapete es tan bueno como la fibra que lo teje”.

Un grupo de artesanos indígenas le enseñó a hilar bien el fique. Más tarde, con esas bases, Carlos desarrollaría un telar para crear el primer tapete con este material. Su primera pieza estaba lista y el reto estaba cumplido, pero, él quería más. ¿Y si le agregó metal?, pensó. Bueno, se puede, dijo. Cuentan sus hijos que nunca aceptó un no como respuesta y, fue precisamente, esa actitud la que lo convirtió en un pionero del diseño textil en Colombia.

NUEVO CAMINO, MISMA ESENCIA

Tres años se tardaron Tomás y Cristina en recolectar los tapetes que su papá comercializó en vida. Ese camino los llevó hasta Curití —que en la lengua Guane significa pueblo de tejedores—, en el departamento de Santander. A dos horas del municipio, encontraron a un grupo de campesinos que conoció a Carlos y que entendía cómo manipular el fique: su cultivo y tratamiento.

“Desde entonces estamos trabajandocon ellos. Son en total 18 familias que viven en las veredas del municipio. Ellos lo cultivan, lo tinturan, lo tejen, lo hilan. Ese trabajo manual es realmente valioso”, explica Tomás. Todos los tapetes están concebidos a partir de un proceso manual y sostenible. “Cada una de estas plantas viven entre veinte y treinta años y no pretendemos acortar su proceso natural. No se corta toda la planta, solo cierta parte para extraer la fibra, por esto no hay deforestación”, complementa.

El fique siempre ha sido utilizado en Santander para la elaboración de artesanías, costales y cordeles. Gracias al trabajo de las comunidades indígenas de los Guane y los Lanches y a la tradición campesina de Curití, el arte de tejer el fique no para de evolucionar. Hoy los artículos producidos aquí son los más apetecidos en todo el mundo.

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PASO A PASO: COMBINACIONES INFINITAS

Después de extraer las fibras de la planta de fique, los artesanos las peinan y tiñen con pigmentos orgánicos en ollas con leña. Estas se secan naturalmente con el clima templado de la cordillera Occidental y, cuando están listas, se enrollan en conos y viajan hasta Bogotá, donde inicia la parte final del proceso.

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Exportación: Los tapetes y alfombras están en algunas de las tiendas de diseño más importantes del mundo ubicadas en grandes capitales como Londres, París, Los Ángeles, Madrid y la Ciudad de México.

 

Allí se ubican sobre los telares y se entrelazan con metales como el cobre y el estaño, previamente tratados para que adquieran flexibilidad y suavidad. En este punto del proceso los tapetes obtienen las texturas y diseños extraordinarios que los caracterizan. “Todo está hecho a la medida, todos los diseños son originales, no manejamos un stock”, afirma Cristina.

Cada color y forma tiene un significado especial que representa la naturaleza de nuestro país. “Las personas lo pueden apreciar en los nombres que le damos a cada unidad. Hay uno muy especial, el Kanaspi Tayrona (traduce lienzo Tayrona), que luce la tonalidad que tiene el mar en ese rincón del Magdalena.

Cuando la luz pega directo resalta el color dorado del cobre. Esa ilusión se asemeja a un atardecer visto desde la playa”, cuenta Cristina. Tomas y Cristina diseñan las formas que tendrá el tejido: rombos, cuadrados, rectángulos o líneas que dialogan a la perfección con el fique y el metal. Tienen más de veinte colores diferentes en su propuesta, por ejemplo, el color Providencia o el azul Tayrona que hablan por Colombia.

Una de las características más importantes del grupo de los metales es su capacidad para reflejar la luz. “Los tapetes juegan con la luz natural y la artificial. Si está sobre el suelo de una sala tiene la capacidad de jugar con la iluminación de cada momento del día”, explica Cristina. Hay, por ejemplo, tres tapetes con los siguientes nombres: Otoño de cobre, Otoño natural y Otoño plateado, los tres tienen el color tradicional del cobre, sin embargo, con la luz y los matices del fique adquieren tonalidades exquisitas, es por esto que muchos comparan sus tapetes con joyas digna de tener en cualquier espacio del hogar.

Verdi se inspira en naturaleza, sus diseños reflejan lo que pasa en nuestras plantaciones de café, en nuestras
playas. “Alfombras y tapetes hay muchas, pero esta reinvención de lo artesanal es algo extraordinario”, expresan los hermanos Vera. ■

Los hermanos Vera le apuestan al diseño vanguardista y a una conexión con las raíces colombianas.

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VERDI DESIGN

Invitados
Tomas y Cristina Vera
Trabajo
Empresarios y diseñadores
Ambos lideran una revolución textil de alta calidad,
con tejidos hechos a mano y 100% colombianos,
que evocan la fascinación por los detalles
no convencionales.
Locación
Bogotá
Contacto
www.verdi.com.co

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