Nuevas miradas a la vivienda prefabricada
Un modelo constructivo rápido, económico y confiable que cada vez gana más popularidad.
Te contamos por qué
Textos: Ángel Orrego
Aunque hace algunos años se solía creer que las viviendas prefabricadas eran endebles, inseguras o que no contaban con las comodidades de insonorización y calidez para tenerse en cuenta a la hora de construir una vivienda, lo cierto es que las técnicas constructivas modernas las han hecho atractivas, estructuralmente robustas y al alcance de muchos que no pueden pagar por una construcción tradicional. A eso se le suman factores medioambientales que han hecho que cada vez más personas quieran sumarse a esta tendencia para lograr su vivienda propia o construir la suya a la medida y bajo especificaciones claras.
Por lo general se construyen con materiales base como concreto, acero, madera u hormigón, y se recomienda que el suelo donde se instalen sea plano. El precio dependerá del diseño que elige el cliente y del valor de la tierra donde se construye. Además, la garantía de este tipo de vivienda puede ser de hasta 60 años o más.
Hablamos con Jorge Quitián, gerente de la constructora Modularq, quien nos cuenta en detalle algunos de los puntos clave que explican los beneficios de este tipo de construcción liviana.
Probablemente sea el mayor atractivo de este tipo de viviendas, ya que su costo puede ser 30 % o 35 % menor al de un inmueble construido de forma tradicional. Esto se debe a su método de construcción optimizado, aunque debe también tenerse en cuenta el valor del lote o el terreno donde se ubique.
Al ser la mayoría de sus partes hechas en fábricas y tener procedimientos de instalación más eficientes, los plazos para su construcción son mucho menores; factor que también favorece el precio. Su tiempo de entrega es entre 50 % y 70 % menor que el de una construcción tradicional. Puede tardar desde solo algunos días, hasta tres a seis meses.
3. Modelo sostenible
Al ser su proceso de construcción más controlado se minimizan los residuos, así como el grado de intervención en el suelo del lugar donde se construye. Como no son necesarias grandes remociones de tierra o grava para instalar las columnas y los cimientos, el paisaje prácticamente no se modifica. Además, en muchos casos se usan materiales reciclados para fabricar sus componentes y se necesita menos energía.
4. Concepto modular
Ya que el transporte de los materiales es más seguro, controlado y eficiente, y la logística para su edificación es mucho más simple que la de la construcción tradicional, es posible adaptar nuevos módulos en el futuro a medida que el usuario quiera o sienta que le hace falta. Una buena forma de adaptar el hogar según las necesidades de cada familia y crear nuevos espacios con mayor facilidad.
5. Posibilidad de personalización
Aunque cada empresa define ciertos lineamientos para el diseño de los proyectos, lo cierto es que hay bastante margen para que el cliente pueda diseñar su espacio como más le guste. Es posible escoger desde el tipo de materiales que se quiere, hasta la forma de los espacios, la geometría de la casa y su tamaño; todo con un precio fijo.
Casas hechas con café
Un emprendimiento colombiano llamado Woodpecker aprovecha las cáscaras de café que se desechan tras el tostado de los granos y las mezcla con plástico reciclado para construir casas prefabricadas. El precio de las mismas puede empezar desde los 4.500 dólares (fuera del valor del terreno) y son resistentes a la humedad y al fuego.
Son viviendas pequeñas, con tamaños que oscilan entre los 20 y 29 metros cuadrados, y que pueden ser usadas como hogar o como albergue de servicios básicos. Con su idea, la empresa ya ha vendido más de 2.600 unidades.