Bello sigue siendo el centro del desarrollo inmobiliario
Absorber gran parte del crecimiento que no pudo albergar Medellín ha significado un reto para el municipio de Bello, que hoy apuesta a consolidar su centro.
Textos: Ángel Orrego
A partir de un cambio en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) en 2009 y con el surgimiento de una nueva norma de construcción en 2011, el panorama inmobiliario de Bello cambió radicalmente. Un fuerte auge constructor creció en el municipio hasta el punto de llegar a ser en 2019 el territorio con mayor dinámica inmobiliaria de Antioquia, incluso por encima de Medellín. De acuerdo con datos de Camacol, en los últimos diez años el municipio ha logrado multiplicar hasta por 4 la venta de vivienda nueva.
Esto se explica principalmente por tres factores. El primero es su conexión y relación directa con el sistema Metro; el segundo es el valor de la tierra que es menor si se compara con otros municipios, lo que abarata los costos de los inmuebles y los arrendamientos, y el tercero es la norma que rige la construcción en la actualidad que hace al sector atractivo para los desarrolladores, pues es posible edificar un alto número de viviendas en grandes lotes, mientras que en municipios cercanos no es tan usual.
Claudia Londoño, gerente de la inmobiliaria La Mansión, explica que debido a esto se han generado unidades residenciales de gran formato, pues ese era el modelo que planteaba el plan de desarrollo con el objetivo de tener mayores recaudos de impuesto predial. Hoy ya existen y siguen en construcción modelos de vivienda nueva que van desde 200 unidades habitacionales hasta 1.500 o 1.600. “Para los constructores es muy atractivo porque se desarrollan ‘pequeñas ciudades’ donde es asequible comprar vivienda y deja mucha utilidad”, sostuvo Restrepo.
Hoy, los grandes actores industriales de Bello como Fabricato, Postobón y Haceb, ven que sus lotes pueden ser atractivos para desarrollos inmobiliarios y ya se ve la puesta en marcha de proyectos como Ciudad Fabricato; una condición que desplaza la industria para dejar espacio a más unidades habitacionales y cambia la vocación del municipio a una economía más basada en el comercio. Según la norma actual, hasta 3.000 o 4.000 viviendas podrían desarrollarse en áreas de 25.000 metros cuadrados.
Crecimiento ordenado
Mientras que en el sur del Valle de Aburrá los municipios en conjunto han acogido el crecimiento que ya no podía desarrollarse en Medellín, en el norte este fenómeno se ha dado principalmente en Bello. Este hecho lo ha llevado a ser hoy el segundo territorio antioqueño con más habitantes (alrededor de 525.000 personas), sin embargo también ha revelado desafíos en cuanto a movilidad, servicios públicos y equipamientos urbanos por lo cual se adelanta un nuevo POT.
Así lo explicó Carlos Pinto, secretario de Planeación del municipio, quien apuntó a la consolidación de Bello en su centro para evitar cada vez más la construcción hacia las laderas y evitar el crecimiento descontrolado: “Bello hoy tiene tres grandes centralidades que son las estaciones Madera, Bello y Niquía, todas asociadas al sistema Metro. Vamos a fortalecer mucho esa línea en el POT nuevo y queremos que esos centros urbanos se consoliden. También priorizaremos la futura llegada del ferrocarril de Antioquia”.
Asimismo, Pinto señaló que en la actualidad hay zonas de expansión al interior del municipio para el desarrollo de proyectos nuevos. “El Valle de Aburrá es lineal pero tiene una pequeña curva en Bello que gira hacia el nororiente; en ese punto estamos hoy creciendo y expandiéndonos”, dijo.
Nuevas formas de convivencia
La dinámica inmobiliaria también ha desatado nuevos retos que van más allá de lo constructivo. Si bien los constructores apuestan por crear grandes propiedades horizontales, lo cierto es que muchas de las personas que llegan allí no están acostumbradas a vivir en ellas.
Para Tatiana Restrepo, líder de calidad de 3sesenta Constructores, es en gran parte un tema cultural. Sin embargo, entra a jugar un papel importante tanto el constructor como las administraciones en cuanto a la sensibilización de los nuevos propietarios o arrendatarios.
Por ejemplo, en proyectos con más de 400 unidades habitacionales se realizan asambleas sectoriales. No obstante, lo ideal en estos casos es el trabajo social previo a la llegada al conjunto y la declaración de normas claras de convivencia, con sanciones y compromisos.