Los colores aportan más que belleza en la decoración de interiores
Además de su función estética, los colores influyen en las emociones y en el modo en que percibimos los espacios. La diseñadora de interiores Laura Casas habla sobre ellos y da algunas recomendaciones.
Texto: Luisa María Gallo G.
Un grito necesario que siguen pidiendo los interiores ante el encierro que hemos vivido es el de acercarnos energéticamente a la naturaleza. Por eso, las tendencias para este año siguen posicionando colores como el taupe o el verde olivo, los cuales ayudan a calmar el cerebro, la mente y la energía, a la vez que los materiales naturales que refuerzan el vínculo con el entorno exterior que ha disminuido en la cotidianidad.
Laura Casas, a través de su marca, ayuda a que las personas creen y transformen sus espacios en lugares sanadores. Su trabajo comienza con la limpieza, luego con la armonización y finaliza con la parte visual, en la que aparece la importancia del color. En conversación con Propiedades Home & Living habló sobre el papel de este elemento en sus diseños y recomendó algunos puntos para aplicarlos.
¿Cómo podemos entender el efecto emocional que producen los colores?
“Los colores generan cambios emocionales, a nivel energético y cerebral, porque están emitiendo energía y vibración que hace que los lugares se perciban de cierta manera: más grandes o más pequeños, o más o menos iluminados. Pueden transformar radicalmente los espacios y otorgarles sensación de vida o de abandono. Venimos, generación tras generación, percibiendo y asimilando que un color está siempre en determinada situación, por eso la psicología del color estudia la información que le transmite cada uno al cerebro y de dónde provienen”.
¿Qué colores recomiendas en espacios constantemente habitados?
“Pueden usarse dependiendo del lugar y de lo que se quiera sentir. Lo ideal es que sean neutros para que no cansen mucho la vista. El negro, por ejemplo, se traga absolutamente toda la luz del espacio, pareciera que no hay límite. En un cine funciona muy bien, permite que uno se concentre y vea la película, pero en un espacio más privado no funciona igual y lo que vamos a hacer es generar una sensación de vacío.
El blanco, por su parte, hace que un lugar se vea más grande y limpio, pero si todos los lugares están de este color no se va a sentir tan acogedor, para lograrlo es importante darle toques de color. Mis recomendados son los colores tierra, beige, taupe, verde oliva y azul claro. Están en tendencia porque no tienen tanta vibración, así que logran calmar el cerebro y la energía. Logran que un espacio se sienta más fresco y que no altere la actividad mental”.
¿Hay colores recomendados para cada momento de la vida?
“Digamos que sí, pero la idea no es que la gente se cierre. Justamente la idea es conectar emocionalmente, por eso podemos elegir entre una gama gigante de colores.
Para los niños, por ejemplo, no aconsejo colores tan fuertes porque son más sensibles que nosotros. A veces llenamos sus cuartos de muchos colores, pero eso no es lo que ellos literalmente necesitan, ya que en ellos está esa energía de actividad y movimiento, por lo que no es necesario acentuarlo. Son recomendables los colores pasteles, pues en sus habitaciones el aporte de color lo suelen hacer los juguetes.
Por su parte, los adolescentes tienen mayor variación emocional y movimiento energético. Recomiendo quitar colores fríos como negros y grises para no reforzar la sensación de vacío.
En los adultos sí puede buscarse algo más monocromático y jugar con temas, con cojines, texturas y diseño. Es un momento donde buscamos más estabilidad y esto puede ayudarnos”.
Very Peri, color del año: “Es un color morado azuloso. El morado evidencia la transmutación y los cambios a nivel energético. Viene precisamente ahora cuando tanto revolcón nos ha pasado. Lo podemos utilizar en toques de color, en decoración, en flores, en cojines”.
¿Cómo sentir un espacio propio?
“Hay personas a las que les da mucho miedo pintar y la excusa más grande es que el apartamento no es de ellos sino que está en arriendo. Entonces me pregunto hasta cuándo van a esperar para realmente habitar su espacio. Porque una cosa es estar allí, pero otra es habitarlo, sentirlo y vivirlo, es decir, crear historias en él. Eso pasa con los colores, con la pintura y con los cuadros. Si no ponemos nada de eso, no tocamos nada, inconscientemente nos vamos a sentir como unos invitados y con la sensación de que no es nuestra casa. Hay cambios que pueden lograrse sin necesidad de intervenir mucho un espacio”.
¿Qué sugieres para transformar los lugares a través del color?
“Lo principal es conectar con cada cosa que tenemos allí. Podemos hacer un recorrido, sentir cada objeto y dejar únicamente con lo que armonicemos. Las paredes debemos pintarlas de colores que nos gusten, como mencioné, que sean preferiblemente tonos neutros.
Las plantas y las flores también aportan color, pero debemos apostar siempre a las naturales, pues conducen energía positiva, son algo vivo. Los cuadros también son clave, porque realmente pueden describir a quienes viven allí y la historia que cuenta la familia. La última recomendación es la iluminación, con lámparas decorativas podemos generar rincones especiales en la sala, en el comedor, en las mesas de noche, haciendo que el espacio sea más cálido y acogedor. Finalmente eso es lo que buscamos en un hogar: sentirnos seguros y sostenidos”.