3 proyectos con enfoque sostenible al norte del Valle de Aburrá

Esta es reconocida como una zona estratégica, con servicios ambientales importantes. Por eso, proyectos de diferentes áreas productivas se comprometen con un desarrollo sostenible en la región.

Textos: Laura Jaramillo

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Entre los municipios que comprenden el norte del Valle de Aburrá el desarrollo urbanístico ha dado pie a espacios empresariales e industriales y por supuesto de comercio, servicios y turismo que ahora se preguntan por la mejor forma de proteger la riqueza natural de la zona bajo nuevas apuestas y miradas que dialoguen con el medioambiente.

Una de las áreas protegidas en el contexto urbano de la zona es el área de recreación de Piamonte, en Bello, que cuenta con más de 14 hectáreas, unas 100 especies de aves (migratorias y comunes) y 143 de árboles, según datos del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. En este mismo municipio se encuentra el cerro Quitasol, declarado por Corantioquia como área protegida en 2020, bajo la figura Distrito de Manejo Integrado Quitasol – La Holanda.

La zona también es rica en fuentes hídricas. Por allí circula la quebrada Piedras Blancas que nace en Santa Elena y atraviesa Medellín, Guarne y Copacabana. Y en el municipio de Barbosa, tan reconocido por sus múltiples charcos y quebradas, se encuentra la Reserva Natural La Quintero, que de acuerdo con datos del Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia (CTA) cuenta con más de 800 hectáreas, 50 especies arbóreas y tres microcuencas. Del agua allí naciente, se benefician unas 44.000 personas del casco urbano de Barbosa y veredas cercanas.

Entre tanto, en Girardota se destacan ecosistemas como el Alto de las Cruces, el Alto del Umbí y el Alto del Palmar y unas seis microcuencas como El Salado, El Tábano y La Silva. En definitiva, el Aburrá Norte es una región con una abundancia verde, fundamental para preservar. De esta misma manera, también se plantean proyectos empresariales, de emprendimiento, de vivienda y de ecoturismo, enfocados en la sostenibilidad.

1. Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Aguas Claras EPM

Ubicada en Niquía, Bello, se concibe como un proyecto ambiental, social y económicamente sostenible; pues además de construir la infraestructura para el saneamiento del río Medellín, busca generar desarrollos urbanísticos y paisajísticos para la comunidad.

Con su operación, unida a la Planta San Fernando (en Itagüí), se recolectan y tratan más del 84 % de las aguas residuales del Valle de Aburrá. De esta manera Aguas Claras está diseñada para depurar, a través de procesos biológicos, químicos y físicos, unas 120 toneladas de materia orgánica al día, proveniente de aguas residuales de actividades industriales, comerciales y habitacionales. La meta es que el río Medellín supere los niveles de oxígeno disuelto, que mundialmente son tomados como indicadores de ríos descontaminados.

En su totalidad, Aguas Claras EPM se conforma por Ramales Colectores e Interceptor Norte, que recolectan y transportan aguas residuales (de Medellín y Bello) hacia la Planta de Tratamiento. También por la Planta de Secado Térmico de Biosólidos, con la que se retira el 70 % de la humedad de hasta 400 toneladas diarias de biosólidos húmedos, generados en las plantas de Aguas Claras y San Fernando, respectivamente. Finalmente, el proyecto también incluye a la UVA (Unidad de Vida Articulada) Aguas Claras, dos hectáreas para el uso de la comunidad, dedicadas a la cultura y a la recreación.

2. Pura Vida Alojamiento, Río y Glamping

“Pura vida” es la expresión típica costarricense para indicar que todo está bien, algo así como un equivalente al “bacano” colombiano. Este es el nombre de este hospedaje y glamping, que queda a seis kilómetros del parque principal de Barbosa, en la vereda Popalito.

Como buen glamping, Pura Vida se caracteriza por estar rodeado de abundante naturaleza, en la que se destaca como gran plus el paso cercano de la quebrada La Tambora, que permite disfrutar de paseos a la orilla del río y de piscinas naturales. Víctor Hugo Reina, fundador del alojamiento, relata que de una finca de recreo familiar, Pura Vida pasó a convertirse en un hospedaje ecoturístico. “Participé y gané por Barbosa una convocatoria del Área Metropolitana para apoyar emprendimientos. Así, recibí seis meses de capacitaciones a nivel ambiental y financiero, y todo lo necesario para consolidar el proyecto”.

El complejo del ecoparque incluye cabañas glamping y habitaciones estilo finca hotel, pero a diferencia de otros hospedajes de este tipo, este lugar además de campestre también es familiar. Son unas 20 hectáreas de ambiente natural, vista a las montañas y paisaje de río. “En Pura Vida generamos empleo para gente de la zona, reciclamos y hacemos compostaje; sacamos el abono para nuestros frutales, también manejamos la huerta y tenemos algunos animales de granja”, explica Víctor Hugo al agregar cómo les extiende las buenas prácticas a los visitantes para que no se produzcan residuos, principalmente al frecuentar el río y otras zonas de vegetación. “No permitimos fogatas, solo realizamos una controlada por nosotros, con los implementos adecuados. Tampoco el camping, porque este es muy invasivo con el medio ambiente”, explica.

3. Bora – Serravento, Conaltura

El acceso al transporte público y a las conexiones viales que enlazan a Bello con Medellín y el resto del departamento, así como la amplia oferta de servicios de la zona, han convertido al municipio en un lugar estratégico para los proyectos de vivienda. A lo anterior se suma la abundancia de zonas verdes, que proponen un equilibrio de la vida urbana en medio de un entorno más natural y precisamente así es como se proyecta el complejo urbanístico Serravento Territorio Sostenible, de la Constructora Conaltura, ubicado en el sector de Santa Ana; con ambientes naturales importantes y espacios para la cultura, el deporte y el esparcimiento en general.

Allí se encuentra el proyecto de apartamentos Bora de Serravento, cuyo enfoque de sostenibilidad se da desde la forma en la que se integra con el entorno. Entre otras prácticas que le aportan a lo sustentable, se destacan los criterios bioclimáticos del diseño y las medidas para el uso eficiente de los recursos. “En el proceso constructivo nos enfocamos en la circularidad del uso de los recursos y materiales, optimizando desde el diseño y la selección, para generar la menor cantidad de residuos posibles. Cuando generamos esos residuos, miramos cómo podemos aprovechar algunos dentro del mismo proyecto o lograr que se integren en otras cadenas productivas. También, procuramos la recirculación del agua y aprovechamos el agua lluvia y controles en el uso de energía, para reducir el consumo”, explica Clara Elisa Hidrón Botero, directora de Innovación y Sostenibilidad.

Al interior de este territorio se podrá disfrutar de Parques del Viento, un sitio creado para la diversión, con futuros desarrollos como senderos peatonales, circuitos de miradores, placas deportivas, juegos infantiles, gimnasio, áreas comerciales y culturales, entre otros espacios. Clara Elisa Hidrón indica que para el diseño y desarrollo del proyecto se partió de la lectura del entorno: “Serravento es un lugar de conexión, de encuentro, y eso es lo que queremos consolidar a través de los espacios que generemos”.

Sin embargo, como lo explica la directora de Innovación y Sostenibilidad, es fundamental que la infraestructura esté acompañada por la cultura de la sostenibilidad, por lo que también con los clientes se trabajan iniciativas para fomentarla e integrarla. “Desde que estamos concibiendo el proyecto, evaluando el lote, en el diseño, hasta que lo entregamos al cliente, tenemos que hacer que cada una de esas fases sea sostenible”, concluye Hidrón Botero.